La revolución tecnológica se encuentra en su mejor momento, abriendo nuevas oportunidades de innovar en las respuestas al crimen, pero para que salga al máximo todo su potencial, se debe pensar más allá de la tecnología per se.
La adquisición de la tecnología, centra el crimen, no es lo más difícil, es más complejo e importante, pensar en el ecosistema en el cual se adopta la tecnología, tener una visión que defina su propósito. Una cultura de colaboración y transparencia, talento humano a la altura de la innovación.
Delitos tradicionales y tecnológicos
En América Latina y el Caribe, enfrenta grandes desafíos en materia de seguridad, es la única región del mundo donde el homicidio es la principal causa externa de muerte, en países con tasas de homicidio bajas los ciudadanos consideran la inseguridad como el principal problema.
Delitos como el robo con violencia han aumentado en países del Cono sur, el microtráfico se ha convertido en una epidemia en las ciudades. Las nuevas herramientas digitales han sofisticado los delitos tradicionales, por ejemplo: para robar dinero no es necesario ir al banco.
Ahora existen los ataques cibernéticos, el cibercrimen es una amenaza del futuro para lo que debemos prepararnos, es del presente y para la que no se está preparado, los gobiernos están dedicando importantes recursos humanos y financieros para combatir la delincuencia.
No siempre con dirección y resultados ambiguos, los países de la región asignan un porcentaje del gasto público a instituciones de seguridad y justicia. Los países que más gastan en seguridad han visto pocas reducciones en el crimen.
Elementos clave en el uso de tecnología contra el crimen
Desde hace algún tiempo se han realizado decenas de reformas policiales, se ha invertido en diversos programas que buscan prevenir y reducir la violencia, existen varios elementos para dar respuesta efectiva al crimen y la violencia potenciando el uso de la tecnología.
Visión: La tecnología contra el crimen es una herramienta, es necesario tener una visión clara para su uso, la innovación digital es más efectiva cuando es parte de estrategias amplias de modernización institucional e iniciativas aisladas.
Es común que los gobiernos adquieran cámaras con la finalidad de disuadir, controlar e investigar un delito, es una opción tecnológica popular, se tiene poca evidencia de donde funcionan y qué impacto tienen.
Interconexión y apertura: Para aprovechar la abundancia de datos y mejorar las respuestas al crimen es necesario promover plataformas de interoperabilidad que permitan colaborar entre las instituciones de seguridad y justicia.
Existe una cultura de apertura y un claro entendimiento de los beneficios de compartir, en el sistema de justicia criminal se ha demostrado que la interoperabilidad que vincula datos de las cortes, policías, sistemas penitenciarios y fiscalías, han permitido impartir de forma rápida y efectiva la justicia.
Transparencia y ética: Las instituciones de seguridad y justicia disponen de instrumentos que les permiten predecir el delito, diseñar estrategias de patrullaje, determinar sentencias, algunas policías cuentan con algoritmos predictivos capaces de identificar posibles reincidentes, a quienes monitorear de forma permanente.
Talento humano: La revolución digital pone a disposición de los Gobiernos un volumen de datos, la policía debe detectar e investigar amenazas cada vez más complejas.